La fachada ventilada es un sistema constructivo que se ha ido consolidando por su calidad, posibilidades estéticas y por sus ventajas de aislamiento térmico y acústico.
El sistema de fachada ventilada consta de:
• Muro soporte
• Una capa de aislante anclado o proyectado sobre el soporte
• Una capa de revestimiento vinculada al edificio mediante una estructura de anclaje, generalmente de aluminio.
Entre el aislante y el revestimiento se crea una cámara de aire que, por el “efecto chimenea”, activa una eficaz ventilación natural, manteniendo el aislamiento seco y consiguiendo de esta forma un gran ahorro en el consumo energético.
Las placas de revestimiento se colocan con una junta perimetral (en función del material), que evita cualquier tipo de patología derivada de la propia dilatación del material, garantizando que el material preserve su buen aspecto (sin aparición de grietas o fisuras por tensiones restringidas).
Por otro lado el revestimiento ofrece una protección frente a la incidencia directa del sol sobre el resto de capas (aislamiento y cerramiento) amortiguando los cambios bruscos de temperatura, y prolongando de esta manera su vida útil.
Es un sistema constructivo que admite la colocación de diversos materiales de revestimiento, tales como la piedra natural, porcelánicos, laminados de alta presión, fibrocementos, etc.
Se considera el sistema más eficaz para solucionar el aislamiento del edificio, eliminando los puentes térmicos así como los problemas de condensación.